Así que McLaren planteó una evolución del F1 GTR para 1996. Sin embargo, necesitaba un cambio más radical para 1997. Como resultado, se desarrolló una nueva carrocería que alargaba el spoiler trasero, se redujo la cilindrada del V12 a 6.0 litros y se sustituyó la caja de cambios por una transmisión secuencial de seis velocidades. Se produjeron diez Longtails junto con tres versiones de calle.
El nuevo coche demostró enseguida su rapidez. «Ganamos la primera vez que competimos en el campeonato GT británico y, además, el coche era sencillamente espectacular», explica con admiración Goodwin. «No había conducido los coches de las temporadas 95 y 96, pero los pude probar hace poco. Y puedo decir que el Longtail supone una evolución radical. Mientras que los modelos GTR anteriores hay que conducirlos dentro de sus limitaciones y con más delicadeza, el Longtail te permite una conducción más agresiva, así que se puede frenar más bruscamente y ponerlo a toda máquina en un segundo. Y, claro, así es como se recorta tiempo en una vuelta».
El Longtail consiguió ganar cinco rondas del campeonato GT de la FIA, pero la temporada de 1997 llegó a su momento más decisivo en Le Mans, donde participaron seis modelos F1 GTR. Goodwin y sus compañeros John Nielsen y Thomas Bscher lograron un ritmo con opciones de victoria, pero un incendio antes de la carrera dio al traste con sus posibilidades. Cuando el segundo coche del equipo se retiró de la carrera en la fase final, pareció que el destino se estaba confabulando contra McLaren ese año. Por suerte, el tercer coche de Gulf Team Davidoff, con el número 41 de Anders Olofsson, Pierre-Henri Raphanel y Jean-Marc Gounon, acabó primero en su clase y segundo en la general. Otro McLaren, que participaba con BMW Motorsport, se subió al podio en el tercer puesto.
Posteriormente, McLaren dejó de desarrollar el Longtail, y Goodwin empezó a trabajar como conductor de pruebas jefe de los coches de calle de McLaren y ayudó a desarrollar el 675LT.