
La Canadian-American Challenge Cup, también conocida como Can-Am, fue una competición de mediados de los sesenta y principios de los setenta que a día de hoy sigue siendo una de las categorías de automovilismo más espectaculares de la historia. No había restricciones de motor ni de peso mínimo, y se permitían los diseños aerodinámicos más radicales. Así que la Can-Am fue un terreno de pruebas para los ingenieros y un gran desafío para los pilotos. En definitiva, un sueño para los amantes de las carreras.
Con una producción de solo 50 unidades elaboradas por McLaren Special Operations, el 650S Can-Am es un auténtico tributo a los legendarios coches de carrera de McLaren. Su increíble diseño luce una paleta de colores inspirada en la Can-Am, además de una carrocería exclusiva de fibra de carbono y un techo duro retráctil.
Cuando Bruce McLaren diseñó los primeros coches McLaren Can-Am, se propuso reducir su peso al mínimo y elevar su potencia al máximo. Desde entonces, los materiales han cambiado y, por ejemplo, el chasis Monocell de fibra de carbono de bajo peso es fundamental para las prestaciones excepcionales del McLaren 650S Can-Am. Pese a todo, la filosofía que lo ha inspirado sigue estando presente.
El chasis Monocell, que solo pesa 75 kg, contribuye a una relación potencia-peso de 485 CV por tonelada, una cifra asombrosa con la que el coche puede pasar de 0 a 100 km/h en solo tres segundos. Esta capacidad de aceleración es en sí un tributo a los valientes pilotos que volaban en la Can-Am.

