
Bruce McLaren soñó con crear un coche de calle que no fuera como ningún otro. Su coche tendría las mejores especificaciones y la mayor aceleración del mundo, pero poniendo por delante la seguridad de los conductores y los pasajeros.
El resultado fue el prototipo McLaren M6GT con matrícula OBH 500H que condujo el propio Bruce. Este modelo era ligero, bajo, con un fuerte rugido y una velocidad sorprendente. Su motor Chevrolet adaptado por Bartz garantizaba un rendimiento brillante, con una velocidad punta estimada de 265 km/h y una aceleración de 0 a 161 km/h en solo 8 segundos. El diseño incorporaba algunos componentes que entonces no eran tan populares, como las puertas de ala de mariposa, una silueta aerodinámica y una estructura avanzada de monocasco. El prototipo también presentaba algunas características poco convencionales, como faros escamoteables que se levantaban y bajaban de forma manual gracias a un agujero en la parte frontal del receptáculo.
A Bruce McLaren le gustaba el M6GT tanto que solía cogerlo para ir al trabajo y asistir a reuniones de competición. Aspiraba a convertir el prototipo en un vehículo de producción para consumidores, así que firmó un acuerdo con Peter Agg de Trojan, ya que había fabricado coches de competición para clientes de McLaren.
Lamentablemente, el proyecto de construir 250 unidades murió con Bruce, y el OBH 500H es tan solo un testimonio de su visión. Sin embargo, 25 años después, el sueño del superdeportivo de Bruce se hizo realidad gracias al imponente McLaren F1. Su visión del M6GT puso la semilla de todos los coches de calle que ha creado McLaren desde entonces.

